Es cómodo esperar el amanecer
y saber que llegará
con un ojo
en los cristales de la ventana
y eventuales escapes al exterior
con la cara afeitada y la mano presta,
pero yo,
me cansé de esperar
y cuando me deslizo por la puerta
es que arreglo una hoja
y enciendo cigarros,
me detengo en una esquina
puerta
mesa,
y estire las piernas,
mire el techo buscando ideas e ideas e ideas
o hago monólogos
con las arañas que cuelgan,
si no duermo
mientras afuera crece
la noche y la espera.
