El aire tira la puerta
y sólo queda
silencio;
una hoja de papel
que se arrastra
por donde
andaban tus pies
y en la piedra
en que antes
se estrellaban tus palabras
-ese muro en que todas las rutas convergen-
hoy parece
que la gravedad
impone su lógica.
Dicho esto
salgo a la calle
donde aún la gente
camina entre los perros
y el ruido
apaga la muerte.
