No necesito brazos
un libro, un nombre, una casa
una botella
vacía o no,
la mancha en el asfalto
que es un hombre
y que otros hombres pasan de largo
y de la que otros sospechan
sigue allí
cada mañana
hasta la caída de la lluvia
y después hay otro derrame
y otra mancha
y la completa futilidad
de los brazos.
